“UN SUEÑO MUY RARO” (Nerea Hernández Castañeda)
Hace más o menos cuatro meses que ocurrió; estaba
yo una mañana colocando y poniendo la fecha en la pizarra como todas las
mañanas, pero de repente oí un breve chirrido como si se estuviera pisando una
tabla de madera, entonces se empezó a abrir una parte de la pizarra, me asusté
y salí corriendo pensando me la había gargado. Transcurrió la clase hasta que
tocó el timbre de la una y media y cuando se largaron todos me quedé mirándola
fija y atentamente hasta que acabó de abrire. Al fondo se podía apreciar una
pequeña luz de color amarilla y en ella una sombra que empezaba a acercarse a
mí. No vi lo que era pero lo único que sé es que hubo un fogonazo de luz y me
desmayé, amanecí en casa al siguiente día. Algo había cambiado en mí y en mi
ropa, llevaba puesto una falda de color verde con estrellitas azules, una capa
verde y una camisa azul. Mi pelo había crecido y mi estatura también y no sé
por qué creo que todo tenía que ver con aquella luz. Ese mismo día tuve que ir
con la ropa tan rara que llevaba debajo de la del colegio. Cuando entré en
clase la pizarra se había cerrado , entonces se me pasó por la cabeza
contárselo al sabiondo de la clase Juan Ramón. Él era el más listo de todos y
el que podría comprenderme mejor. Le conté lo que pasaba y me dijo lo
siguiente:
-
Sí,
sí, sí, me parece que leí en una revista algo de eso, era que la pizarra
obtiene poderes y te los va transfiriendo por medio de una especie de sombra –
-
Sí,
ya, ya.
-
¡Que
sí! ¿No me crees? Eres Flashner. Sí, sí, Flashner te queda bien.
-
Pero,
entonces ¿por qué no tengo poderes?
-
Seguro
que los tienes. Veamos, puedes ir probando.
Entonces cogí un vaso de agua, me concentré pero
nada, también probé con plantas, con el aire, hasta que me senté y me fijé en
un libro y entonces se echó a volar. ¡Mi poder era el de levitar! Pero aún no
entendía para que era. Me acerqué a la pizarra y empezó a escribirse sola;
decía: “tú eres la salvadora del mundo”. Y entonces me desperté y me di cuenta
de que todo había sido un maravilloso sueño.
“SUPERNIÑA Y LA PIEDRA DE LOS DESEOS” (Celia Ramos Hernández)
Tal día como hoy hace exactamente cincuenta años
existió una familia de superhéroes. La hija única de Jorge y Ainhoa, la
llamaron Celia, mejor dicho, Superniña. Superniña creció y a los 11 años le
hicieron la fiesta para convertirse en Superheroína. Le regalaron todo tipo de
trajes, pistolas de rayos X y botas con ventosas para poder caminar y trepar
por las paredes. Toda su familia, amigas, amigos, todos asistieron, todos menos
el terrible y maléfico Capitán Petróleo, que vive en la casa de enfrente.
Mirando por la ventana se quedó boquiabierto al ver lo que le regaló el
Supertío Jim. Dice que te concede un deseo, yo estaba pensando en el deseo que
quería pedir. Ya a la noche cerré los ojos, pedí el deseo.
-
¡Deseo
que la contaminación se pare!- dijo Superniña sintiendo un cosquilleo en sus
manos.
Abrí los ojos, miré hacia la ventana, y allí
estaba, era el Capitán Petróleo.
Decidí ponerme mi traje de superheroína y mi pistola
de rayos X. Al pasar por delante del espejo pensé:
-
No
sabía que me quedaría el traje ¡huy!- ¡Que se me escapa el Capitán Petróleo!-
dije
Salté por la ventana, crucé la calle derecha,
izquierda y salí hacia su casa. Estaba a punto de pedir el deseo; su deseo era
el gobierno del mundo, se la quité de las manos y salí al monte, todo sucio,
los árboles llenos de bolsas, el agua del río contaminada. Cerré los ojos y
volví a pedir mi deseo. Abrí los ojos y todo empezó a relucir, la basura
desapareció, las bolsas como si las hubiesen escondidos, el agua tan
transparente como la recordaba.
-
Y
este cuento ha acabado – dije yo con 50 años más.
-
¿Qué
pasó después abuela? – dijo Marcos.
-
Pues
que ahora te lo estoy contando a ti, mi único nieto.
-
¿Qué
estará haciendo ahora Superniña?- dijo el nieto caminando hacia su habitación.
-
Que
tiene un nieto que se llama Marcos – dijo Superniña sola en el salón.
“SIN TÍTULO” (David Santiago Ojeda)
Querido lector/lectora:
Estás viendo una obra poco común, el caso es…
¿Estás preparado para presenciar una aventura super atómica de las buenas? Lee
atentamente…
Ahí estaba… en un catastrófico día, como todos,
salvando el mundo de patéticos ladrones, atracadores, etc. Tenía ganas de
presenciar algo realmente alucinante… que me ponga los bigotes de punta. ¡ Por
cierto, aún no me he presentado! Mi nombre es Stilton ¡Deivid Stilton! ¡El
super héroe con los poderes más alucinantes de todos!
Bueno, como contaba, estaba salvando y todo eso.
Pero lo que no sabía era lo que iba a pasar que me cambiaría.
Iba a comer fuera, con unos amigos. Hasta que de
repente se sintió un terrible temblor. ¡Entonces salimos corriendo! ¡Me había
creado por error un archienemigo malvado!
Me dijo su motivo de frustración. La verdad, era
comprensible. Pero no tenía porqué saquear con su máquina de terremotos toda la
isla de los ratones.
-
¡No
puedes hacer eso!
-
¿Quién
me lo impedirá? ¡Ja, ja,ja!
-
¡
Yo y mis fantásticos poderes!
-
¡Ja,
ja, ja! Ya veremos quién ganará
-
¡Rayo
celestial!
Drablus, con su máquina, atrapó mi ataque como una
mosca. ¿Cómo podría ganarle?
-Tendrá un punto débil – me dije a mí mismo. Y así
es. ¡Tenía un punto débil justo en el pecho del monstruo al provocar un
temblor!
-
¡Toma esto! ¡Puño distancional! – le di justo ahí. Aquel terrible
monstruo cayó como un gato desmayado. Al caer provocó un gran temblor. ¡Qué
miedo felino! Por suerte.